Typhoon: El Ser Humano Que Hablaba Demasiado Deprisa

Esta es la historia de un ser humano
Cuyo defecto era hablar muy deprisa
Su infancia se vio marcada por las burlas
De quienes no alcanzaban a comprenderle
Sus amigos nunca le dejaban jugar
A juegos que era imprescindible hablar
Pues tenían que parar para descifrar
Los extraños vocablos que llegaba a formar

Piedra, Papel y Tijera
Se convertían en “piepajera”
Y Un Dos Tres Pica-Pared
Se transformaba en “undrescared”

Los profesores allá donde estudiara
Se negaban a hacerle exámenes orales
Y unánimemente se los cambiaban siempre
Por silenciosas e interminables redacciones
Se apuntó a tomar clases de interpretación
Y el director le asignó el papel de mimo
Mas una vez un monólogo quiso representar
Y sus diez minutos los convirtió en cuatro

Su entrada al mundo laboral
Fue sin duda por la puerta de atrás
Pues era prácticamente imposible
Terminar las pruebas de selección

No podía trabajar detrás de un mostrador
Y las ventas a domicilio tampoco eran su fuerte
Probó también en un puesto de tele-operador
Y la gente le colgaba pensando que era una broma

Una vez le contrataron para hacer un anuncio de televisión
De coches de juguete en miniatura recitando a toda velocidad

Pero por desgracia eso también falló
Pues el anuncio debía durar veinte segundos
E inexplicablemente era del todo incapaz
De hacerlo durar no más de ocho, de ahí no pasó

De este hombre tranquilamente se podía decir
Que era la antítesis de lo más antisocial
Pues hasta en las reuniones familiares
Y también en banquetes, bodas y comuniones
Tenía tajante y rigurosamente prohibido
Encabezar cualquier tipo de brindis
Y de la misma manera jamás recibió un premio
Para obviar la parte de los agradecimientos
Le concedieron el carné de conducir
Porque no tenía que hablar
Pero cuando le paraban le hacían soplar
Así que, frustrado, se puso en tratamiento

Le enseñaron técnicas de vocalización
Y el lápiz que se ponía debajo de la lengua
Lo volatilizaba de tan deprisa que hablaba
Todo el que con él se juntaba se contagiaba
Y tampoco se le entendía nada de lo que hablaba
Es por eso que los psicólogos que trataron con él
Necesitaron la ayuda de otros psicólogos
Para desintoxicarse de tanta fonética atropellada

Todos lo daban ya como un caso perdido
Hasta que de la manera más tonta
Halló una solución casi perfecta
A semejante vital problema

Una noche en una fiesta se emborrachó
Cuanto más licor bebía mejor vocalizaba
Pero si todos con él bebían, el proceso se invertía
Decidió acudir borracho a cada solemne acto
Y desde entonces todos le entendían y aplaudían
Hasta que un día muerto alcoholizado le encontraron

Typhoon: Crazy Doc (Los Inventos Del Profesor Juan Antonio Hidalgo Pérez)

Juan Antonio Hidalgo Pérez ingresó en prisión
Un oscuro día para él sin duda fue
Se ganó el sobrenombre de “Crazy Doc”
La prensa le otorgó semejante honor

No era para menos pues con según que cosas
No se debería experimentar jamás
Ya que sus resultados pueden ser nefastos

Juan Antonio inventó un aparato
Que debía hacer feliz a todo el mundo
Mediante unas ondas cerebrales transmitía
Una sensación de paz reconfortante

Fue notable el éxito que obtuvo de su invento
Y lo adaptó para manipular el tiempo
Una antena que alteraba las corrientes de los vientos

Comenzaron a soplar corrientes diferentes
Confluyendo con violencia en un solo punto
Sin saber que además estaba trastocando
La paz que tanto le había costado implantar

El choque de los distintos vientos causó
Un desastre ecológico sin precedentes conocidos
Y no supo dónde esconderse para poder llorar

Cuando apagó el aparato ya era tarde
Pues los vientos lograron modificar la señal
Que tanta paz a tanta gente hizo llegar
Y sus mentes perturbó sin poderse evitar

Ahora Juan Antonio en la cárcel tiempo tiene
Para pensar en todo lo que hizo mal
Y lamentarse por lo que no supo prever

Y si de esta historia
Se desprende una moraleja
Es que no existe duda de que
Es más fuerte la Naturaleza
Se desprende una moraleja
Es más fuerte la Naturaleza
Se desprende una moraleja
Es más fuerte la Naturaleza

Typhoon: Del Séptimo Al Octavo Sólo Había Un Dátil De Diferencia

Era una casa preciosa
Y tenía varias plantas
La recorrí maravillado
Quería ver dónde iba a vivir

Tenía porche y un vasto jardín
Tenía garaje y un patio interior

En el centro del patio había plantada
Una hermosa palmera que dulces dátiles daba

En la enorme palmera
Había una escalera
Tan alta como ella
Que apoyada estaba

Aquella escalera tenía un peldaño
Qu8e era de un vivísimo color rojo

Y a partir de ese peldaño rojo
Cada uno de diferente color era

Comencé a subir poco a poco
Poniendo un pie detrás del otro
Fijando mi vista en mis manos
Que agarraban con fuerza los peldaños
Paré a mitad de camino agotado
Buscando la referencia del rojo
La palmera había sin duda crecido
Cuando decidí probar su sabroso fruto

El antiguo dueño
De aquella mansión
Ya me advirtió
Del ascenso agotador

Llegué al peldaño de color rojo
Y la palmera se ensanchó

Apareciendo una pasarela
Que le daba la vuelta entera

Comencé a comer
El fruto de la palmera
Mientras caminaba
Mi casa admiraba

Desde arriba se veía muy diferente
Sin duda también diferente y bella
Cuando le di la vuelta a la palmera
Subí un nuevo escalón de otro color

Me pareció todo un tanto extraño
Pues habría jurado que el peldaño
De tamaño y color había cambiado
No era el mismo, pero daba igual
Ya de por si era todo muy raro
Y si no quería volverme chalado
Era mejor dejar al momento de lado
La explicación de aquel misterio repintado

De nuevo volvió a ocurrir
Surgió otra pasarela
Y de la misma manera
Me comí unos pocos más

Tenían un sabor muy similar
Pero cada uno con un toque especial

No pude resistir, la tentación era fuerte
Y subí otro escalón sin pensarlo dos veces

Otra nueva pasarela
Otro sabor a descubrir
Otra nueva vuelta
A aquella dulce palmera

Estaba ya en el séptimo escalón
Y quedaba sólo un dátil en este nivel

Me puse de puntillas para cogerlo
Pero no lo llegaba a alcanzar

Me asomé por la barandilla
Y otra perspectiva los ojos me abrió
Entonces fui testigo de algo
Que sólo se veía en esa posición

El tronco de la palmera mutaba
Según el nivel que se alcanzaba
Cada piso tenía el mismo aspecto
Que el peldaño que lo encaraba

Del séptimo al octavo sólo había un dátil
De diferencia y abría las puertas de la percepción