La Señora de las Verduras
Se levantaba cada día con el alba para abrir su verdulería
Trabajaba de sol a sol y a todo el barrio contento tenía
Vendía barato y de muy buena calidad, todos se lo agradecían
Hasta que un buen día su tienda desapareció sin explicación
La mujer lloraba y se echaba las manos a la cabeza
Ni la policía ni en los juzgados podían entender lo que ocurrió
En todo caso le decían que no se preocupara más por ello
Que ella sin negocio no se iba a quedar, pues todos la conocían
No podía ser verdad
Se preguntaba sin cesar
Qué había hecho mal
La chica extraviada
Jugaba por las tardes con sus amigas después del instituto
A ver quién era la más guapa y a cuántos chicos atraía
Lo normal en una chica adolescente que empieza a conocerse
Era una buena chica, voluntariosa y aplicada, sin duda generosa
Un día después de clase se fue al lavabo como de costumbre
Y al salir vio que sus amigas ya no estaban, ni tampoco el instituto
Las calles ya no existían y las casas se desvanecían
Cuando logró saber dónde mirar se percató de que perdida estaba
No podía ser verdad
Se preguntaba sin cesar
Qué había hecho mal
La bruja principiante
Fue la causante, se examinaba y confundió el hechizo
La chica todavía no sabe cómo fue a parar a una verdulería
No podía ser verdad
La bruja se preguntaba
Qué había hecho mal
El reloj que no marcaba
Ninguna de los dos se explicaba pero allí permanecían
Sentadas frente a un carillón con las manecillas enganchadas
El minutero quería avanzar para tocar las campanadas
Pero una fuerza invisible se lo impedía, el tiempo no pasaba
La bruja se volvió a equivocar de hechizo, no era ese el que tocaba
En vez de devolver las cosas a su habitual normalidad
Las trasladó a la habitación donde el reloj nunca avanzaba
Por lo que tenían todo el tiempo del mundo para no hacer nada
No podía ser verdad
Ambas se preguntaban
Qué habían hecho mal
Epílogo
Después de mucho pensar las tres dieron con la solución
Sincronizadas con el reloj que no marcaba desearon volver a casa
Y así la bruja aprobó por los pelos pues todo felizmente acabó