Typhoon: La Vida De Don Melquiades Benavente Y De Las Heras, Conductor De Autobús En Horas Libres

Typhoon: La Vida De Don Melquiades Benavente Y De Las Heras, Conductor De Autobús En Horas Libres

Typhoon: La Vida De Don Melquiades Benavente Y De Las Heras, Conductor De Autobús En Horas Libres

Don Melquíades Benavente y de las Heras
Era un hombre felizmente casado
Con su esposa tuvo siete rollizos hijos
Aunque él era amigo de todos los vicios
Era un tipo enrollado, pero a la antigua chapado
De pelo engominado y peinado hacia atrás

Se ganaba bien la vida, era manager
De grupos musicales, local y nacionales
Era un tío serio a la hora de currar
Comerciaba con todo lo que a tiro se ponía

Melquíades Benavente era un tipo extravagante
De carácter irritable, estaba lleno de manías
Decía que le gustaba el tratamiento de Don
Porque era bachiller, de joven se graduó
Era gracioso y siempre amigo de la broma
Era alto y chupado, nunca llevaba gorra

Le gustaba combinar el Heavy con el merengue
Y los bailes regionales con el Tecno-House
Fumaba siempre tabaco de liar
Mientras mascaba chicle para dejar de fumar
Tenía un “Dos Caballos” a punto de jubilar
Pintado con llamas para fingir velocidad

Pero lo que a Melquíades más le gustaba
Era su ocupación en horas libres
Conducía un autobús de línea
Era lo que más le divertía
Daba conversación a las chicas guapas
Aunque había un cartel que lo prohibía

Una noche al finalizar un concierto
De un grupo de Trash-Metal que metía tope caña
Se fue a echar unas birras a la disco del pueblo
Y un listillo, a traición, coló un tripi en su licor
Él sin darse cuenta comenzó a alucinar
Y fue el rey de la fiesta, no paró de bailar
Así pasó entero todo el fin de semana
Hasta que recordó que debía ir a trabajar

Se puso al volante de aquél autobús
Drogado hasta las cejas y sin dormir
Iba a cien por hora y se saltó un stop
Pensando que eran dragoncitos volando alrededor
A veinte peatones se llevó por delante
Y acabó estampado en un restaurante
Melquíades acabó divorciado y en la cárcel
Y allí se quitó de todos los vicios
Ahora es un hombre muy, muy sano
Ocho horas al día se machaca en el gimnasio

Ya no puede conducir más autobuses
Y ya pasa del rollo de la noche
Ahora pisa gas a fondo en los circuitos
Pilotando poderosos coches de carreras
Pues aquél accidente le abrió los ojos
A lo que es ahora su pasión verdadera

Don Melquíades Benavente y de las Heras
No se volvería a casar nunca jamás
Tampoco vio más a su antigua familia
Y ahora más que nunca quiere que le llamen
Como a los bachilleres, con el Don por delante

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